Esto se acaba. Creo que no me haré realmente la idea hasta que llegue el último día de clase y cuelgue por fin mis hábitos de estudiante (aunque sea temporalmente).
Recuerdo hoy la cena de gala. Era como una premonición de que falta poco y aún no he dejado ir a esa parte de mi. Siento que estoy aferrada a las faldas de la madre universidad, como un niño que no quiere ver la inmensidad que hay delante de él porque siente inseguridad por todo lo que ve delante de sus ojos.
Este curso ha pasado sin pena ni gloria, y puedo decir sin miedo a equivocarme, que ha sido el peor de todos ellos (y no por notas, si no porque anímicamente era imposible tener ganas de ir a clase).
Actualmente sólo tengo dos asignaturas pendientes para cumplimentar los 240 chupi-créditos, y al hacer prácticas en empresa, siento que estoy entre dos mundos, pero que realmente y siendo sinceros, no pertenezco a ninguno.
Porque la universidad es algo lejano, como que ya no pertenezco, que las clases es algo que hago los miércoles y los viernes cuando me aburro, y que realmente ya nada me ata allí. En la empresa, simplemente soy la becaria, la que entra y sale sigilosamente, y que si estuviese dos semanas sin aparecer, nadie se preocuparía, sólo pensarían que me he tomado unas discretas vacaciones.
Mi sitio es algo etéreo. Está donde yo quiero estar. Está en el lugar donde nos vayamos, dónde podamos hacer nuestra vida y donde no sintamos que estamos sobrando y que no podemos dejar nuestras cosas por miedo a que un día no seas tú el que esté allí sentado.
No debe darnos miedo no saber donde estará ese sitio. Sólo se que será bueno porque estarás allí. Y con eso es suficiente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)





No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Has llegado hasta aquí porque tienes algo que decir? Pues ya sabes, puedes publicar un comentario aquí mismo sobre el tema de la entrada, sobre el blog en general, alguna sugerencia o lo que te apetezca aunque no tenga nada que ver...
Como tu Quieras!