Sabía que este momento iba a llegar. Lo sabía desde hace tiempo. Pero, o no quise hacerme la idea e hice oídos sordos, o pensé que realmente ella cambiaría de opinión.
Y es que ha venido tan de sopetón, que aún no me lo creo. No me creo que se vaya, así sin más. Sin pensárselo más de dos veces. Sin mirar atrás.
Quería decirle que se quedara, que se ha convertido en una amiga, que es una compañera magnífica, que en tres míseros meses hemos vivido buenísimos momentos, y ahora me cuesta decirle adiós. No puede ser ni un hasta luego. Un simple adiós.
Sé que será lo mejor para ella, que va a estudiar lo que realmente quiere, pero me gustaría que esto fuera lo que le gustara, que se quedara y que formaramos las tres, nuestro propio grupo de diseño.
Lo siento por ella, porque se nos aleja, pero espero realmente que le vaya muy bien.
Gracias por compartir con nosotras estos tres meses.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo lamento, nosotros estuvimos a punto de vivir algo similar con una de mis mejores amigas. Afortunadamente cambió de opinión. También te digo que es duro seguir estudiando algo que sabes que no te gusta, de hecho yo estuve ahí y solo necesité un año para cambiar de carrera.
ResponderEliminar