
Estación de metro de Sol (Madrid)
Algo, que empezaba en el aeropuerto de Manises (VLC), a las 5 y algo de la mañana, en la que tres chicas con ojeras se despedían de "tere" y decían "hola!" al avión.
Desconocido para dos, y reencontrado para otra. Turbulencias varias, vistas estupendas, y un hotel de lujo (para nuestros bolsillos era mucho más de lo que podíamos esperar!), nos aguardaban en la capital.
A la Warner entre pitos y flautas (y algún pesado que sólo sabía llamarte "Niña!") y subiendo a las atracciones una y otra vez sin mucha cola al estilo Port Aventura, aunque eso sí, alguna atracción estropeada, simuladores agobiantes, atracción de "el suelo está en el techo y Julia no se ha dado cuenta", la de "uy Carla que llevamos los pies colgando y esto me está creando una presión en la cabeza...", sin olvidar la de "tres por favor? - sí, aquí con su ... mirada de señora en plan os vais a cagar cuando esto vaya del revés y ... os estamos vigilando asi que no os quitéis la camiseta!!", luego la atracción de "venga que esto no moja nada..." y un calor sofocante, eso sí, sin sudar ni una misera gota...
A las 6 y algo, vuelta al cercanías moderno, a Atocha, a la búsqueda del Mercadona fantasma y la señora de la dentadura enorme... volvemos al hotel... el diario de Patricia hay que verlo sin falta!
9:30 p.m. - Habitación 514: Julia, Carla y Cristina comen unos tristísimos sándwiches de jamón york, queso y salchichas.
Salimos a dar una vuelta por los alrededores hotelianos, hablando de nuestras cosas, viendo el prado (con su olor particular), la estación de Atocha, el ministerio de agricultura (¿?) y la fuente de Neptuno.
A dormir... con un calor, que seguía sin ser normal...
Segundo y último día en Madrid. Amanece, y el sol se cuela en el quinto piso del hotel, a la espera del despertador.
A las nueve, se rompe el silencio, una música suena entre las sábanas blancas y los ojos apretados desean no ver el sol.
Abandonamos el hotel después de ese gran desayuno de choleck Día.
Nos toca ver Madrid, con maletas en mano, haciendo ruido a nuestro paso. Al retiro, con el señor explica estatuas de Ángeles caídos, arena en los pies y un precioso palacio de cristal. Barquitas en un lago algo mugriento con peces anaranjados. Señor que disimula y deja de tocar el saxo cuando viene la policía. Unos maños majísimos nos hacen fotos con flores y con la puerta de Alcalá... y por la calle Alcalá seguimos hasta el ayuntamiento, el banco de España, la Cibeles y el edificio Metrópolis... toca adentrarse en el metro...
Estrenamos el intercambiador de Sol y un señor nos ve tan perdidas, que sin hablar nos dice donde está el Km 0. y donde está el centro realmente (Los Ángeles de no se qué ¿?). Puerta del Sol, nos faltan las uvas... pero caminamos hacia la Plaza Mayor, para ver a un Spiderman en sus horas bajas, embarazo y con movimientos preocupantes.
Nos perdemos un poco, y volvemos a encontrarnos con el olor a asfalto reciente. Plaza de la Villa y rodaje de La Señora, la Catedral de La Almudena y el Palacio Real (cuánta riqueza en tan poco espacio, y justo los que menos la necesitan y menos se la merecen... los que no hacen nada para tenerla...), vuelta atrás, a ver el Oso y el Madroño y el Congreso de los Diputados...
El calor nos abrasa por las calles de Madrid y nos sumerge de nuevo entre los raíles del metro ... el aeropuerto nos recibe con bronca a un señor.
Comida cara, en el suelo, y gente con pinta de ser famosa en Brasil se pone al lado. Embarcamos 40 minutos tarde... volvemos a Valencia...
Y... pocas veces digo, que me alegro de volver a casa... sigo teniendo la misma opinión de Madrid... lástima.





Es la madre de BA. Tan parecida, tan diferente. Las dos ahogan bastante.
ResponderEliminarSaluditos.