miércoles, 22 de mayo de 2013

Esto se acaba. Creo que no me haré realmente la idea hasta que llegue el último día de clase y cuelgue por fin mis hábitos de estudiante (aunque sea temporalmente).

Recuerdo hoy la cena de gala. Era como una premonición de que falta poco y aún no he dejado ir a esa parte de mi. Siento que estoy aferrada a las faldas de la madre universidad, como un niño que no quiere ver la inmensidad que hay delante de él porque siente inseguridad por todo lo que ve delante de sus ojos.

Este curso ha pasado sin pena ni gloria, y puedo decir sin miedo a equivocarme, que ha sido el peor de todos ellos (y no por notas, si no porque anímicamente era imposible tener ganas de ir a clase).
Actualmente sólo tengo dos asignaturas pendientes para cumplimentar los 240 chupi-créditos, y al hacer prácticas en empresa, siento que estoy entre dos mundos, pero que realmente y siendo sinceros, no pertenezco a ninguno.

Porque la universidad es algo lejano, como que ya no pertenezco, que las clases es algo que hago los miércoles y los viernes cuando me aburro, y que realmente ya nada me ata allí. En la empresa, simplemente soy la becaria, la que entra y sale sigilosamente, y que si estuviese dos semanas sin aparecer, nadie se preocuparía, sólo pensarían que me he tomado unas discretas vacaciones.

Mi sitio es algo etéreo. Está donde yo quiero estar. Está en el lugar donde nos vayamos, dónde podamos hacer nuestra vida y donde no sintamos que estamos sobrando y que no podemos dejar nuestras cosas por miedo a que un día no seas tú el que esté allí sentado.

No debe darnos miedo no saber donde estará ese sitio. Sólo se que será bueno porque estarás allí. Y con eso es suficiente.


martes, 16 de abril de 2013

Los miedos siempre nos han acompañado. No es algo surgido en el siglo XXI, ni que acabará en 2020.
Nos acompañan desde pequeños, en nuestra madurez y en la vejez. Miedo a la oscuridad, al coco-que-viene-y-te-comerá, a crecer demasiado rápido, a lo raro, a lo desconocido, a envejecer, a quedarse solo o a morir.
Hay veces que los miedos se transmiten, como si fueran hereditarios, como el miedo a las arañas o los señores de grandes barbas.
Otras, los miedos, surgen como pequeñas setas, invadiendo los cuerpos como los verdes campos, dejando a las personas con un padecer inmenso y un capacidad nula de reacción.
Yo misma, me di cuenta de mis miedos en un mes de abril. Llevaba detrás de ellos como un buen detective y su perro sabueso, olisqueando las pistas sin ser vista.
Y un día, por fin, saqué a relucir mis conclusiones, las que se hallaban escritas desde hace tiempo, pero que el propio miedo supremo había escondido bajo una contraseña de 20 caracteres, símbolos, mayúsculas y números.
Y el día que lo leí, como si fuera el Santo Grial, me hice una promesa de estas que se hacen a principio de año, pero que yo hago en abril (porque dicen que los propósitos nunca se cumplen):

"Querido Señor Miedo Absurdo: 
Hemos tenido una larga relación, pero los dos sabíamos que un día debía acabar. Que no era buena para ninguno de los dos, porque usted tiene más gente a la que asustar sin sentido, y a mi ya me ha tocado aguantarle bastante tiempo. Y porque si después de toda nuestra larga relación me ha cogido un poco de cariño, entenderá que quiero rehacer mi vida con otro tipo de sentimientos más afines a mi. Espero que su recuerdo, afiancé más si cabe mis sentimientos hacía A.
Un saludo 
Miss H."

Y así fue como nos despedimos para siempre jamás. Dejándole aparcado en el olvido, porque el Señor Miedo Absurdo, puede llegar a un egocentrismo tal, que lo que uno tiene alrededor, se desvanece en pequeños pedazos que corten tanto como el vidrio afilado.

Porque hay veces que necesitamos a alguien que nos ayude a quitarnos la venda de los ojos y que nos ayude a saltar al vacío, pero siempre que nuestros ojos puedan ver el espectáculo de nuestro alrededor. El sentimiento de la felicidad que apartó al miedo de mi vida.

martes, 2 de abril de 2013

Hoy ha sido el primer encuentro con Mr. Boss. Entró como un huracán y salió directo a los 45 segundos del despacho.
Cabe decir que ya me lo esperaba, pero aquel hombre que en mi mente se parecía se parecía al abuelito de Werthers Original, se ha acabado pareciendo al que hace de Pedro Picapiedra en "Los Picapiedra, la película" el señor John Goodman (que para quien era muy joven y no sabe quien es, es este señor con cara de bonachón que podréis ver si hacéis click aquí).

Ya puedo decir que llevo un mes (vacaciones de Pascua y Fallas, excluídas) trabajando, y ya me han puesto más faena de la inicialmente prevista; aunque no me puedo quejar, me gusta sentirme útil para unas personas que me han acogido a pesar de los tiempos que corren. Así que ahora soy ayudante-de-la-organización-de-contenidos-de-la-página-web. Así tan largo queda hasta bien, si quiere alguien el nombre corto, soy la becaria de toda la vida, pero sin tener que hacer fotocopias y llevar el café al Mr. Boss.

Además, temporalmente he cambiado de ubicación y puedo desplazarme en metro, dejar el coche en casa y ver como el centro amanece todas las mañanas, cosa que me gusta y me hace sentir muy pofesioná. Y otra cosa es que estoy en la cuqui-oficina, tan nueva, con todos sus muebles de diseño y eh, ojo, café GRATIS, que en el otro sitio tengo que desembolsar 60 brillantes céntimos que me dan para una barra de pan (y más!) en Mercadona.

Así que encima que ahorro por parte doble y estoy en la cuqui-oficina.

Nada más que añadir.


La becaria. 


PD: mañana prometo tararear los Picapiedra al entrar. 


sábado, 16 de marzo de 2013

Siempre me ha gustado escribir, y enrollarme como las persianas inventando mil historias. Y desde que dejé de escribir, de vez en cuando, he sentido el impulso de volver. Aquí.

Me gusta volver porque me gusta recordar. Hay quienes dicen que hay gente que vive anclada en el pasado, en lo que fue y nunca podrá volver. 
Yo opino, que sin un pasado, nunca habría llegado a ser quien soy ahora, y sin él, no tendría las bases para seguir caminando hacia adelante. 

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me senté a escribir, tanto, que se han multiplicado por tres los años que llevo sin venir, y también por tres las cosas que se han quedado sin escribir, aparcadas o guardadas como un simple borrador por lo que se pueda pensar, decir o escribir.

La diseñadora casi es ingeniera. La ingeniera es la parte profesional, la que se sienta todos los días en una mesa con un lapicero, dos bics negros sin tapa, un calendario y dos archivadores llenos de catálogos de esas cosas que una nunca piensa terminar haciendo y algún que otro dibujo (garabato, please).

La parte no-diseñadora, es feliz. Feliz, no-dentro-de-lo-que-cabe feliz, si no, feliz feliz. Feliz por levantarme todas las mañanas pensando en que tengo alguien maravilloso a mi lado (aclaración: lado significa 15 km de distancia), que no podría querer más, y que me hace la vida totalmente perfecta.

Hay veces que siento como una especie de auto-envidia. Por la sensación que causa el saber que estás con la persona que adoras, que esa persona te quiere (y mucho), y que puedo andar sin tener los pies de plomo. Porque ando sabiendo que tengo a alguien que me cogerá de la mano para que no me caiga si mis pies son demasiado pesados para un suelo tan ligero. 

También existe otra parte no-diseñadora, que se siente como en una cuerda. Pero en una cuerda de esas que se encuentran en la parte alta de un rascacielos y que cruza hacia otro rascacielos con la misma altura. Esos que salen en la tele con un palito ridículo y sin lo importante, que es un paracaídas. Pues así es la sensación que tengo con ciertas personas, que siento que voy andando con paso firme de vez en cuando, pero sin querer miro al suelo, siento vértigo bajo mis pies, y parece que todo vaya a caer.

Y juro que no pensaba hablar de pies en cosas que no tienen nada que ver con las extremidades superiores, pero hay veces que soy tan circunloquiadora

Pronto más. 



viernes, 26 de agosto de 2011

No sabemos nunca lo que nos puede pasar a la vuelta de la esquina. Pero, sé que ahora con más razón, no se que será de nosotros en los próximos cuatro meses. Puede pasar de todo o no pasar nada, pero sea una de las dos opciones las que pase, esto se pone de lo más interesante.

jueves, 23 de junio de 2011

Hace poco que se terminó todo y aún suenan los ecos de los últimos flecos del ayer. Es algo tan terriblemente insoportable que en estas noches que ya empieza a costar dormir, se te aparece en la mente y decide no marcharse si no te concentras en pensar otra cosa, y si piensas no duermes, y si no duermes... pues algo no funciona.
Hay veces que las cosas que haces no tienen su recompensa, pero últimamente parece que se repite, no es que vaya mal, es que... necesito más, más de lo poco que me dan, que parece que les cueste ser una persona coherente. Parece que les guste verme por ahí dando tumbos después de días sin dormir para decirles: "¡Yo no hice nada mal! Aquel día fui perfecta...", hasta que te tumban, porque tu no tienes derecho a decirles nada y ellos tienen derecho a decirte todo. Pueden dejarte mal, insultarte o incluso mirarte con cara de superioridad, que saben que tu, calladita en esa silla de tubo metálico hueco, inspirada en la Bauhaus, no podrás hacer nada más que mirar al suelo pensando en todas las cosas que les dirías, en el golpe que darías en la mesa y en la mirada de rabia hiriente que le echarías, pero no, ahí sigues, cruzando las piernas por debajo del asiento, aguantando el chaparrón.

Esperando a que un día, por fin, salga el sol....


PD: soy como el turrón pero en verano, vuelvo :)

lunes, 21 de febrero de 2011

Me pido dos minutos sin hacer nada. Pero me los pido... ¡y que no me los quite nadie!


Do Nothing for 2 Minutes

martes, 1 de febrero de 2011

Di adiós al dos mil diez hace exactamente un mes. Y si tuve que hacer un resumen en su día, creo que no me hallaba preparada aquel uno de enero.
El confeti amaneció pegado sobre el suelo del chalet de J. y yo estaba bajo tres mantas y una sábana de franela.
Creo que el año no aguantaba más, todos lo vimos agonizante aquel treinta y uno de diciembre. Vimos como se apagaba su fuego poco a poco. Sabía que acabaría terminando, como siempre pasa, y aún así, no pude evitar sentir como me daba un vuelco el corazón.
En aquellos primeros minutos, mientras el cava danzaba entre las copas, vi pasar aquellos trescientos cincuenta y cinco días en tan sólo unos segundos y mentiría si digo que fue un año más.
Fue el mejor año de mi vida.

Lo empezamos temblando de frío en un pueblecito chiquirriquitín. Ellas vieron nieve por primera vez, y los demás salimos a disfrutar de lo pequeños que nos habíamos hecho por un momento.
Estar fuera de mi casa durante muchos días, me hizo ver la vida de otra manera. Cambió mi forma de ver las cosas. Conocí a tanta gente a la que echo de menos todas las semanas. No podría olvidarme de momentos pinta-caras o del día que bailámos Grease sin pensar en que diría la gente que nos veía. Tuvimos nuestro momento Terra Mítica alcoyana. Todo era para nosotros, y sin vosotros no volvería. Me hizo sacar el lado rural que mi padre dice que tengo en las venas.
Fueron las mejores paellas de mi vida, viví los Moros i Cristians más cerca que nunca.
Volver a ver el lugar de mi infancia, me hizo reflexionar, pensar en como he llegado a lo que soy. El tiempo que ha pasado desde que una pequeña niña de pelo rizado correteaba por la placeta.
Pasé más tiempo que nunca en la playa, pero mi blancor no me abandonó a pesar de todo.
Pasamos unas de las mejores fallas de nuestra historia. Sin vosotros, nada sería igual.
Volvimos a Mallorca, un remember de aquellos tiempos de Selectividad. Todo parecía diferente. Pero a la vez, fue nuestro viaje. Y lo que nos costó (como todo).
Visité una de mis ciudades fetiche. Llevaba años soñando ir a Londres. Me hice fan de Brujas y me dejé sorprender en París. Viajar te hace ser más grande. Pensar en lo insignificante que eres respecto a todo lo demás. Sentirte cual hormiga en una gran ciudad.
Tuvimos tiempo de ir para la villa y corte otra vez. De visitar muchas cosas, de ver gente, de estar en nuestro rincón favorito de Madrid...
Conseguí mi ansiada reflex. No puedo parar de atrapar los momentos que me rodean. Quiero que no se me olvide nada. Cuando tenga arrugas en la cara y me tiemblen las manos, acariciaré las fotos como si pudiese volver a revivir lo que hay en ellas.
Me quité la L. La conductora ocasional, siguió sobrevolando las calles.
Vi a los Pereza en su salsa original. Me emocioné cantando y desgañitándome en medio de los Viveros.
Me compré la segunda bici en dos años. Y apareció en mi vida, de manera bianual, un bonito iMac sobre mi escritorio.
Volví a Valencia. A estudiar aquí. Conocí a toda la troupe de compañeros que me acompañarán (si todo va bien, hasta que termine la carrera). No podíamos haber empezado con mejor pie. Después del miedo, me alegro de que mis piernas dejaran de temblar a los pocos días. Y... bueno... nada.

Pero si algo tengo que destacar de este año que me dejó, tú y yo sabemos lo que es. No podía haber cogido otro día para hacer el resumen más que este. Los dos sabemos porqué. Si esta tarde cae una lágrima, no me lo tengas en cuenta. Seremos lo que somos. Los mejores amigos del mundo.

Y lo reconozco, tengo un pequeño defecto incorregible. No me doy cuenta de como pasa el tiempo hasta que éste ya ha terminado por barrerme y pasar inexorablemente a mi lado.
Me duele este defecto porque hace que me cuenta tarde de tantas cosas. Necesitaría más tiempo para decir tantas otras, pero el tiempo no perdona... El año dio tanto de sí, que le perdoné que me resultara tan efímero.



Y así dos mil diez murió entre mis brazos y me dejó para siempre. Se marchitó como una flor en invierno, llevándose con él todos aquellos recuerdos...


PD: Bienvenido 2011... ¡vas a tener que esforzarte mucho!

miércoles, 19 de enero de 2011

- Tengo una idea estupenda, podríamos pasar el día haciendo cosas que no hemos hecho nunca...


Holly Golighty
Breakfast at Tiffany's

sábado, 25 de diciembre de 2010

Agh. Fatídica Navidad. Ir y venir de platos llenos, pero vamos a ver... ¿Es necesaria toda esa avaricia? ¿Esa gula por comer todo lo que veamos pasar por delante de nuestros ojos?
Pensemos realmente en los que lo necesiten y no en la avaricia que nos corroe estos días.

De verdad, que cada vez odio más la Navidad, y todo lo que ello conlleva. No me gustan los adornos, ni los villancicos, ni los portales de belén. Quiero comer como una persona normal y no como un embudo que se traga todo lo que come sin ni siquiera masticar.

¿A qué viene todo esto? De la comida de hoy, mejor no hablar...

domingo, 5 de diciembre de 2010

- Me siento realmente desubicada.
- ¿Desubicada? Con eso, ¿qué me quiere decir?
- Pues eso mismo. Que estoy fuera de sitio, que no encuentro mi lugar.
- Pues no entiendo porqué. Explíqueme las razones que le llevan a pensar semejante cosa.
- No hay razones que valgan. Son sensaciones, sentimientos nada más. Y con ello me basta. Me vi reflejada en situaciones en las que pensé, ¿realmente era yo? ¿cómo he llegado a esto?
- ¿Se arrepiente de algo?
- No, al contrario. Todas las cosas que hice en mi pasado me han llevado a ser la persona que ve usted aquí, delante de sus narices.
- ¿Entonces? De verdad que me desconcierta.
- Simplemente me sorprendo de lo que puede cambiar una persona a lo largo de los años. Y más me puedo sorprender cuando pienso que todos esos cambios han sido en mi. Realmente... si usted lo pensara, se daría cuenta de como a lo largo de su vida va siendo ubicado con diferentes personas, lugares o gestos; y como a lo largo de los años muchos de ellos cambian, otros desaparecen...
- Que triste todo ¿no?
- Realmente no. Porque lo que olvida, pierda o cambie de su vida son cosas sin las que usted no perdería nunca su esencia, pero las cosas buenas no se tratan igual. Si usted perdiera su manera de ser, lo más característico; dejara ir su hogar o el lugar que le vio crecer o olvidara a aquellas personas en las que usted piensa todos los días, usted ya nunca sería el mismo. Su esencia sería otra diferente, como si hubiera cambiado de personalidad.
- Pero... ¿Por qué se siente desubicado entonces? No ha perdido su hogar, su carácter es el mismo desde que mi memoria me deja recordar y la gente de su alrededor permanece a su lado, ¿no es así?
- Puede parecer que es así. Uno se siente desubicado cuando está en un período de transición. El lugar donde me crié siempre seguirá siendo el mismo, pero el hogar lo cambiaré a lo largo de los años. Puedo seguir siendo perfeccionista o tener talento culinario, mientras que las cosas malas las vas limando. Y las personas... Eso es otro cantar. La familia siempre estará allí. Algo seguro. Pero los amigos es algo complicado. El núcleo es estable, nadie podría derribarlo. Y luego están los electrones que dan vueltas a su alrededor.
- ¿Y cual es el problema? ¿Por qué los distingue? Todos serán amigos suyos...
- Sí. Pero hay un peligro. Nunca los incluyas en tu núcleo. Ellos desestabilizarán tu vida, querrán formar parte de ti. Pero no olvides que son electrones. Al final, ellos se irán. Pero el núcleo permanecerá siempre y los que forman parte de él son por los que tienes que luchar.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Últimamente estamos que no paramos. Que si ahora a aquí, ahora allá. Que si necesito que hagas esto, que ven porque vamos a hacer todos otra cosa.
La verdad es que mi acomodado horario me está sirviendo para no ahogarme del todo. Son trabajos, algún examen que cae por ahí, dibujos que se convierten en eternos. Pero al fin y al cabo me gusta lo que hago.
Me gusta donde estoy, me gusta la gente que está por ahí pululando, pero en fin, que en el segundo año de mi carrera me he dado cuenta de que realmente he acertado con lo que hago.
Ahora mismo tengo miedo, de salir ahí fuera, del cascarón donde ahora estamos metidos y que me pidan algo y yo me quede con cara de no saber que hacer.
Pero hoy me he sentido con menos miedo. Después de semanas haciendo dibujos para el rediseño de mi silla Munich, por fin, me he decidido a enseñarselo al profesor.
Bueno, teníamos todos un poco miedo porque ya nos dijo que el primer dibujo lo desecharía y nos diría lo mal que estaba.
Se lo he enseñado. Le ha parecido bien. Incluso me ha dicho de hablar con el técnico del taller para que me aconsejara como hacerla, donde comprar el material y que opciones tenía.
Oí como le decía a una chica que cambiara el diseño, que era complicado, y tenía que ser simple. Me gusta haberlo conseguido. Sólo le enseñé el que más me gustaba, pero parece ser que le enseñé el adecuado.
Me siento orgullosa. Y me apetecía que el mundo lo supiera.


PD: Es una foto que me encanta. Es el amanecer en la playa del Cabanyal (Valencia). Gracias al Sr. C por acompañarme :)
Si quieres ver la foto en grande pincha aquí !

sábado, 6 de noviembre de 2010

Todo va bien... todo va bien. Me lo intento repetir día si y día también.

No me puedo quejar de nada. Tengo un horario más que desahogado. Estoy en Valencia. Dónde tanto me ha costado entrar. Mis compañeros de clase son un sol y medio. Ellas están ahí siempre... No te quejes. Ni siquiera te lo mereces. Ni pensarlo solamente.


Preciosa canción de Shakira... "Lo que más..."


"Cuantas veces nos salvó el pudor,

Y mis ganas de siempre buscarte

Pedacito de amor delirante

Colgado de tu cuello un sábado de lluvia a la 5 de la tarde


Sabe dios, como me cuesta dejarte

Y te miro mientras duermes, mas no voy a despertarte

Es que hoy se me agotó la esperanza

Porque con lo que nos queda de nosotros ya no alcanza


Eres lo que más he querido

En la vida lo que más, he querido

Eres lo que más he querido

En la vida lo que más he querido


Cuantas veces quise hacerlo bien

Y pequé por hablar demasiado

No saber donde, como, ni cuando

Todos estos años caminando juntos

Ahora no parecen tanto...


Sabe dios, todo el amor que juramos

Pero hoy nada es lo mismo

Ya no vamos a engañarnos

Es que soy, una mujer en el mundo

Que hizo todo lo que pudo

No te olvides ni un segundo"


domingo, 31 de octubre de 2010

Las estadísticas son curiosas. Te puedes encontrar cosas de lo más extravagante. Hace poco me di cuenta que en blogger puedes ojear las estadísticas de tus propios blogs, mirando cómo ha encontrado la gente tu página, cuantas visitas ha tenido tu página en la última hora/mes/desde siempre o de que país proviene la gente que te visita.
Me parece realmente curioso que haya podido haber gente de varios países que hayan caído en este pequeño rincón de internet y en quechicsuelesparecer, por lo que esta entrada va por los estadounidenses, argentinos, mexicanos, chilenos, peruanos, japoneses, ingleses, colombianos, franceses, rusos, canadienses, venezolanos y por supuesto: españoles, que por cualquier casual se han parado aunque fuera un segundo, aquí.

Esperemos que pronto lleguen más. Bienvenidos!

domingo, 10 de octubre de 2010

Si yo te contara... la de cosas que pasan por mi cabeza a lo largo de un día corriente. Ya sabes, las mujeres cuando no hablan, piensan en mil cosas a la vez. Pero te puedo asegurar que de esas mil cosas que puedo pensar en un mismo momento, novecientas noventa y nueve están agarradas a una misma cosa.
Mentiría si te digo que pienso habitualmente en las clases, en que he vuelto a Valencia, en que estoy en la clase que quiero, y que por fin conozco a más gente de la que en un principio pensaba tener.
No sería verdad si te dijera que ayer, en lo más profundo de la noche, mientras las gotas caían sobre la barandilla metálica del balcón pensaba en los truenos que de lejos se oían, ni en que de todo lo que llovía se podría inundar toda la ciudad.
Sólo sería cierto si te dijera ... que realmente pensaba en los novecientas noventa y nueve cosas que podrían resumirse en una sola.

domingo, 12 de septiembre de 2010




20 deliciosos años que saben a chocolate, a vosotras, a ellos, a él, a querer tener veinte más, a intentar que estos que vienen sepan mucho mejor que los que acaban de pasar....


jueves, 2 de septiembre de 2010

Después de tanto tiempo, por fin, llegó el momento. Y la verdad, ya estaba algo desanimada pensando que no me llamarían. Al principio me veía con muchísimas oportunidades, siendo sinceros.
Había aprobado todas las asignaturas, paso imprescindible para poder seguir con todo esto. Tenía una media algo considerable, no era un cinco raspadín.
Todos los papeles estaban entregados más que a tiempo, con todos los datos perfectamente cumplimentados además de letra clara y pulcra.
En agosto, era imposible saber nada. Y ellos, en julio, no se esforzaron por adelantar las cosas. Me dijeron que volviera a principios de septiembre.
Hoy, era día dos. A principios decían. Pues principios es. Después de una cola de tres cuartos de hora, me tocaba.
La señora intentó echarme a otro departamento, subdirección de no se que. La verdad, no me apetecía escuchar su lamento.
Era su segundo día de trabajo después de un mes de vacaciones. Llevaba esperando demasiado rato para irme así como así.
Debió ver en mi una cara de entre pena y desesperación. Llevaba casi dos meses desde que entregué el dichoso papel, y más tiempo aún si contamos lo que costó que ciertos profesores nos dieran sus "guías docentes", sus notas, y toda la parafernalia que lleva esto (incluido un cierto BOE que no apareció por ningún lado). Por todo esto, la señora se metió en los entresijos de la escuela y apareció al rato, incluso llamándome por mi nombre, y diciéndome (¡por fin!) que estaba aceptada en la carrera que llevaba queriendo desde hace años, y en la escuela en la que realmente pertenezco.
Aunque parezca algo inseguro, en ese momento me he sentido liberada de un gran peso de encima. Liberada, por demostrarme a mi misma, que todo el año en Alcoi, lo bueno y lo malo, ha servido para algo. Liberada, por demostrar a los demás, que el esfuerzo que hice, otros lo han visto tangible, y me han dado la recompensa por la que quería seguir aquí desde hace tanto.
Por fin, puedo decir (aunque con voz baja) que estoy donde quiero estar.

domingo, 29 de agosto de 2010

Hay que ser sincera. Es una maldita adicción. Aquella noche que pasamos M. y yo en su habitación frente a la pantalla del ordenador, mirando y ríendonos de aquellas cosas, hace que busque sin parar los grupos de "Señoras que..."
Aquí... el volumen I.

Señoras que roban flores del decorado urbano

Señoras que se chocan contigo y te miran mal

Señoras que sacan la silla de playa a la calle en las noches de verano

Señoras que cogen el ascensor del hospital, suba o baje.

Señoras que dicen “tápate los riñones, que vas a coger frío!”

Señoras que roban jabones, toallas, cepillos… de los hoteles.

Señoras que patinando sobre hielo no dejan la baranda bajo ninguna circunstancia.

Señoras que dejan a sus maridos haciendo cola y se van a hacer la compra.

Señoras que vigilan como van las obras.

Señoras que se desmaquillan con KH7

Señoras que llaman a la tele y tienen que bajar el volumen porque se acopla

Señoras que entre ellas se llaman “jamia” (hija mia)

Señoras que tienen el mismo peinado que Pedro Almodóvar.

Señoras que coleccionan regalos del banco.

Señoras que temen más a las escaleras mecánicas que al abismo de Mordor

Señoras que fueron modernas con tatuajes.

Señoras que flipan en CMYK porque RGB no tiene colores suficientes

Señoras que buscan novio en el programa de Juan y Medio

Señoras que van a la tele porque dan bocadillos de chopped

Señoras que se quedan quietas cuando las graban porque creen que es una foto

Señoras que te preparan una tortilla de patata en un momentito.

Señoras que mojan el pañuelo con saliva y te limpian la cara

Señoras que todavía llaman Pryca al Carrefour

Señoras que se pegan a la pared de las casas llevando paraguas

Señoras que temen que tu compra se meta en la suya en la cinta del supermercado

Señoras que ignoran que admiramos todo lo que hacen

Señoras que hacen trapos de los calzoncillos viejos de sus maridos

Señoras que dicen “Breshka”

Señoras que sacan una silla a la calle y se montan su propio Sálvame Deluxe

Señoras que dicen “oyoyoyoyoy” cuando se enteran de un cotilleo

Señoras que preguntan: ¿te has quedado con hambre? ¿te frío un huevo?

Señoras que tienen el pelo a punto de nieve

Señoras que están gordas porque retienen líquido

Señoras que son lentas pero cuando quieren se mueven como velociraptores

Señoras que salen en el anuncio de Cillit Bang y son unas cerdas

Señoras que van a El Corte Inglés a echarse colonia de las caras

Señoras que quedan con “las chicas” y las chicas tienen 80 años

Señoras que tiraron su ropa vintage y ahora sus hijos rebuscan en la basura

Señoras que le devuelven los buenos días al presentador del telediario

Señoras que son amigas de tu abuela y te miran sonrientes

Señoras que no les tocó la lotería pero lo celebran para salir en TV

Señoras que… JARL!

Señoras que se desorinan

Señoras que no se ponen borrachas, se ponen piripis

Señoras que son más de Helvetica que de Arial

sábado, 17 de julio de 2010

Conciertazo. Con todas las letras. Y no se si realmente tenía las ganas suficientes cuando cogí el coche rumbo a los viveros, desesperada por no encontrar sitio entre zonas azules y ciertos gorrillas que ofrecían aparcamiento suculento.
La puerta de Viveros estaba abarrotada de quinceañeras con con camisetas dedicadas a sus ídolos de su adolescencia, padres que les acompañaban y se apartaban ligeramente de ellas sin perderlas de vista para que ellas pudieran sentirse algo mayores.
La espera no se hizo larga y mientras ellas corrían, nosotras cogimos un sitio algo más atrás. Los primeros fueron el grupo "84" del cual, hasta ese mismo instante, no sabía ni que actuaban también. Sólo me sabía una misera canción, pero su ritmo contagioso ha hecho que ayer mismo abriera el Spotify en busca de canciones suyas.
Después de cinco canciones, marcharon y se empezó a preparar todo para ellos.
Escenografía cuidada. Lámparas que recordaban a épocas pasadas, cortinas como las de los teatros... realmente bonito.
Dos horas de concierto en que casi no paraban para descansar... hilaban canciones, una detrás de otra, y no se les veía un ápice de cansancio.
Igual que a nosotros, una noche de julio, con un calor insoportable. Pero que se pasó demasiado corta.
Recordaron canciones de Animales, repasaron todas de su último disco Aviones. Nos desgañitamos gritando piratas, 4 y 26, windsor, violento amor, llévame al baile, animales, estrella polar... terminando por ese gran final con Superjunkies!


Grandes Rubén y Leiva... Grandísimos Pereza!


Si te ha gustado esta foto puedes verla grande y hermosa pinchando aquí :)

sábado, 3 de julio de 2010

Leyendo el público a altas horas de la noche... veo una noticia relacionada con mi futura profesión (esperemos que dentro de tres años) sobre una exposición de un tal Oscar Mariné. No sé quien es la verdad, para que andar con rodeos y quedar bien buscando en la wikipedia deprisa y corriendo.
Pero algunas de las frases que he podido leer antes de que mis párpados se cierren me han gustado... y me parecía que debía compartirlas. Hacer que el mundo en el que estoy viviendo sea más accesible al resto, para que puedan ver, porque elegí en su día estudiar lo que estudio. Empezando por el nombre de la exposición... "Todo es diseño"


"El diseño no es un barniz. Es el corazón"

"El diseño no es un lujo, es una necesidad"

"El diseño es traspasar el tiempo y seguir funcionando"
 
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